“Muy inteligente, pero de izquierda”
Por: Manuel Rodríguez Cuadros (Ex canciller del Perú)
Interrogado por un diario local, Alfredo Ferrero, ex ministro de Industria y Comercio, aludiendo a mi actitud como canciller en las negociaciones del TLC con los Estados Unidos, señala que soy “muy inteligente, pero de izquierda”. Me referiré a esto. Lo del TLC lo dejo para un próximo artículo. La alusión a la inteligencia lo tomo como un amigable cumplido. Me quedo con la frase que a esa supuesta virtud añade un defecto que presume cierto: “pero es de izquierda”.
Esta referencia denota un asunto crucial en la política peruana que cobrará importancia en el proceso electoral. ¿Qué es izquierda, qué es derecha? ¿Es válida esta distinción en el siglo XXI? Para los posmodernos de la década de los ochenta y noventa se trataría de una distinción superada; no obstante, que ellos mismos elevaron la desregulación del mercado y el ejercicio del poder unilateral a la pretensión de una nueva ideología universal. Las tesis posmodernas neoconservadoras al influjo de las guerras en Irak y Afganistán, las elecciones en los Estados Unidos y la crisis financiera producida por la desregulación extrema, están de retirada. Al Gore las definió acertadamente como un “ataque a la razón”. Hoy el debate teórico regresa a visiones más razonables de la relación mercado-Estado nacional-sistema internacional.
Aquietadas las aguas del debate epistemológico y filosófico sobre la direccionalidad de la sociedad y las ideas en el siglo XXI, cuya única certidumbre constatada por el propio Fukuyama es que la historia no ha terminado, creo que la dicotomía izquierda-derecha, ciertamente, no representa ya las imágenes que conllevó en la guerra fría; pero que con nuevos alcances y en nuevas realidades sigue siendo útil para posicionar ideas y conductas políticas en la sociedad. Antes que referir ideologías cerradas del pasado, en el mundo de hoy cristaliza valores, conductas, programas y decisiones de gobierno.
En los siglos XIX y XX, la izquierda era igualdad y la derecha libertad. En nuestros días la libertad es un valor más acendrado en la izquierda democrática que en la derecha. Pero en el centro de la diferencia está el valor de la equidad y la cohesión social, lo que antes se llamaba igualdad, que es lo que distingue esencialmente a una y otra. A diferencia de la derecha, para la cual la desigualdad es sólo un dato de la realidad que el mercado recrea y el asistencialismo modera, para la izquierda democrática la equidad social es un componente esencial de la propia libertad, del acceso al poder de todos y no sólo de pocos, de la eliminación de la exclusión, de la legitimidad de la democracia y de la realización de la justicia. Y asigna en esa tarea al estado y a la sociedad civil, además del mercado, responsabilidades esenciales. Por eso es neokeynesiana y no neoliberal.
Cree en los equilibrios, en la existencia de bienes públicos, como la salud, la Educación, el transporte, la seguridad y la defensa nacional, que no pueden ser realizados sólo por el mercado, y en políticas redistributivas a través del pacto fiscal, la democratización de las oportunidades y políticas sectoriales de desarrollo social. Al entender la política sin exclusiones, abre el camino del entendimiento y al diálogo con todos los sectores de la sociedad, trabajadores y empresarios. Y por ello gravita hacia el centro, no como una tercera vía, sino como un punto de encuentro de todas las corrientes políticas y sociales democráticas y nacionales. Esa es mi visión de la izquierda moderna, democrática y nacional, a la que se ha referido Alfredo Ferrero, quizás sin intuirla.
Fuente: Diario La Primera (Perú). 01 de junio del 2010.
Por: Manuel Rodríguez Cuadros (Ex canciller del Perú)
Interrogado por un diario local, Alfredo Ferrero, ex ministro de Industria y Comercio, aludiendo a mi actitud como canciller en las negociaciones del TLC con los Estados Unidos, señala que soy “muy inteligente, pero de izquierda”. Me referiré a esto. Lo del TLC lo dejo para un próximo artículo. La alusión a la inteligencia lo tomo como un amigable cumplido. Me quedo con la frase que a esa supuesta virtud añade un defecto que presume cierto: “pero es de izquierda”.
Esta referencia denota un asunto crucial en la política peruana que cobrará importancia en el proceso electoral. ¿Qué es izquierda, qué es derecha? ¿Es válida esta distinción en el siglo XXI? Para los posmodernos de la década de los ochenta y noventa se trataría de una distinción superada; no obstante, que ellos mismos elevaron la desregulación del mercado y el ejercicio del poder unilateral a la pretensión de una nueva ideología universal. Las tesis posmodernas neoconservadoras al influjo de las guerras en Irak y Afganistán, las elecciones en los Estados Unidos y la crisis financiera producida por la desregulación extrema, están de retirada. Al Gore las definió acertadamente como un “ataque a la razón”. Hoy el debate teórico regresa a visiones más razonables de la relación mercado-Estado nacional-sistema internacional.
Aquietadas las aguas del debate epistemológico y filosófico sobre la direccionalidad de la sociedad y las ideas en el siglo XXI, cuya única certidumbre constatada por el propio Fukuyama es que la historia no ha terminado, creo que la dicotomía izquierda-derecha, ciertamente, no representa ya las imágenes que conllevó en la guerra fría; pero que con nuevos alcances y en nuevas realidades sigue siendo útil para posicionar ideas y conductas políticas en la sociedad. Antes que referir ideologías cerradas del pasado, en el mundo de hoy cristaliza valores, conductas, programas y decisiones de gobierno.
En los siglos XIX y XX, la izquierda era igualdad y la derecha libertad. En nuestros días la libertad es un valor más acendrado en la izquierda democrática que en la derecha. Pero en el centro de la diferencia está el valor de la equidad y la cohesión social, lo que antes se llamaba igualdad, que es lo que distingue esencialmente a una y otra. A diferencia de la derecha, para la cual la desigualdad es sólo un dato de la realidad que el mercado recrea y el asistencialismo modera, para la izquierda democrática la equidad social es un componente esencial de la propia libertad, del acceso al poder de todos y no sólo de pocos, de la eliminación de la exclusión, de la legitimidad de la democracia y de la realización de la justicia. Y asigna en esa tarea al estado y a la sociedad civil, además del mercado, responsabilidades esenciales. Por eso es neokeynesiana y no neoliberal.
Cree en los equilibrios, en la existencia de bienes públicos, como la salud, la Educación, el transporte, la seguridad y la defensa nacional, que no pueden ser realizados sólo por el mercado, y en políticas redistributivas a través del pacto fiscal, la democratización de las oportunidades y políticas sectoriales de desarrollo social. Al entender la política sin exclusiones, abre el camino del entendimiento y al diálogo con todos los sectores de la sociedad, trabajadores y empresarios. Y por ello gravita hacia el centro, no como una tercera vía, sino como un punto de encuentro de todas las corrientes políticas y sociales democráticas y nacionales. Esa es mi visión de la izquierda moderna, democrática y nacional, a la que se ha referido Alfredo Ferrero, quizás sin intuirla.
Fuente: Diario La Primera (Perú). 01 de junio del 2010.
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